
Tus Necesidades Son Tu Mapa de AutoConocimiento
Desde una perspectiva integradora, redescubramos el mapa de nuestras necesidades humanas. No como una lista de verificación para tachar, sino como un jardín vivo que florece en capas: desde las raíces de la supervivencia hasta una trascendencia consciente.
Una forma de comprender el desarrollo psicobiológico humano es a través del estudio de nuestras necesidades y la búsqueda de su satisfacción, como lo describe el Dr. Carlos de León en Returning to the Flow. Siguiendo, en cierta medida, el pensamiento de Abraham Maslow, el modelo de Ontogonía concibe las necesidades humanas como un recorrido por los niveles del ser, donde cada etapa nos otorga ciertas capacidades, significado y trascendencia. «Una necesidad implica motivación, así como una capacidad a desarrollar», señala de León. Cuando un nivel de necesidad no se satisface, las necesidades asociadas tienden a permanecer activas en nuestra vida cotidiana, a menudo de forma inconsciente, creando confusión, ruido interno y una búsqueda incesante de algo innombrable.

Cada nivel de necesidad tiene un aspecto físico y psicológico, arraigado en la estructura del sistema nervioso y la dinámica de la conciencia. Para una vida sana, es importante que todos los niveles de necesidad se renueven y satisfagan constantemente.

1er Nivel: Necesidades de Supervivencia
Aquí yacen las raíces. Respirar. Comer. Dormir. Tocar. Sentirse seguro.
Desde el vientre materno, ya registramos si el mundo será amable u hostil. Un entorno hostil, incluso antes del nacimiento, marca la tierra del cuerpo con la tinta de la escasez. La terapia somática lo reconoce: un cuerpo frío y delgado que «no quiere ser una molestia» es un cuerpo que aprendió a sobrevivir con lo mínimo.
Nuestras necesidades más fundamentales se moldean desde nuestro primer contacto con el mundo, dejando profundas huellas tanto en nuestros sistemas corporales como en las estructuras básicas de nuestra personalidad. Por ejemplo, si un feto percibe un entorno amenazante o inhóspito —como en el caso de un embarazo no deseado—, el organismo se adaptará biológica y psicológicamente para sobrevivir con un mínimo de nutrición y apoyo emocional.
Esta impronta temprana fomenta tanto un cuerpo que puede parecer desnutrido como una personalidad distante o fría como defensa contra el rechazo. En psicología somática, este patrón es bien conocido y se vincula con tipos corporales específicos, como el carácter «rechazado» o «esquizoide».
Cuando las necesidades de supervivencia no se satisfacen, dominan la experiencia de una persona, dejando a menudo poco espacio para otros niveles de desarrollo. Solo las personas muy maduras pueden priorizar necesidades superiores, como la trascendencia, incluso ante amenazas a la supervivencia.

Nivel 2: Necesidades de Nutrición y Crecimiento
Nutrirse no se trata solo de comer. Se trata de ser tocado, mirado con ternura, sostenido con presencia.
Cuando nos falta eso, buscamos llenar el vacío con comida, sustancias o distracciones. Esta es la raíz de muchas adicciones: intentos de saciar el hambre emocional con ingesta física.
En la eco arteterapia damos espacio a esas memorias orales, a esas bocas hambrientas de amor, permitiéndoles encontrar un lenguaje nuevo, sin prejuicios.
Y, como en el diseño regenerativo, el verdadero crecimiento significa nutrirse a través de desafíos, nuevas perspectivas y observación amorosa, sin sobreprotección y sin descuido.

Nivel 3: Necesidades de Identidad Emocional
A medida que los niños empiezan a caminar y explorar de forma independiente, desarrollan su propia identidad, alejándose de la dependencia total de la madre. En esta etapa, su experiencia del mundo es emocional, instintiva y preverbal, profundamente ligada a la identidad corporal. Este esquema corporal actúa como un modelo holográfico del universo, evocando las antiguas enseñanzas tántricas que consideran el cuerpo humano como un mandala, una representación viviente del cosmos. Carl Jung también describió el mandala como un símbolo del Ser, el centro interior de la psique.
Cuando un niño forma su autoimagen a través del cuerpo, también construye su relación con el mundo y el universo. Si su mundo emocional se bloquea, invalida o descuida en favor de la lógica y la identidad verbal, su mandala interior se fragmenta. Esta desconexión del Ser interior conduce a luchas permanentes con la empatía y la autoconciencia, lo que contribuye a un mayor daño social y ambiental.
La curación del mundo, entonces, no proviene sólo de movimientos externos, sino de restaurar una conexión profunda y encarnada con nosotros mismos, porque no podemos dañar verdaderamente aquello hacia lo que podemos sentir empatía.

Nivel 4: Necesidades de identidad verbal
Las palabras nos permitieron nombrar el mundo, pero también distanciarnos de él. Creamos realidades a través de nuestras descripciones, a menudo tan limitantes como «No soy suficiente» o «Algo anda mal conmigo».
En permacultura, nombrar sin observar destruye los ecosistemas. En el ámbito humano, ocurre lo mismo.
Aquí, el arte se convierte en medicina: nos permite contar nuevas historias sin necesidad de lógica. Pintar, bailar, escribir… todo declara: Existo más allá de las etiquetas.

Nivel 5: Necesidad de coherencia
Cuando el cuerpo, la emoción y la mente se alinean, sucede algo mágico: surge la sabiduría.
La neurociencia lo llama coherencia interhemisférica. Lo sentimos como paz interior.
El campo neuronal —ese aura vital que irradia el cuerpo— puede sincronizarse con los demás. Sanamos juntos. Como en una comunidad de permacultura, donde cada ser tiene un rol y todo está interconectado.
La meditación, el arte, la conexión auténtica… todo nutre este campo. De ahí nace la consciencia.

Nivel 6: Necesidad de Trascendencia
¿Por qué estoy aquí? ¿Quién soy más allá de este cuerpo?
Cuando rozamos la muerte o nace una creación, surge el anhelo de algo más allá.
Plantar un árbol, escribir un libro, criar un hijo: actos sagrados de eternidad en un mundo efímero.
En esta etapa, el arte se convierte en una ofrenda y la vida misma en un ritual.

Nivel 7: Necesidad de Liberación
Nivel 7: Necesidad de liberación En última instancia, el alma anhela regresar a casa.
Ya no se trata de «mí», sino del todo.
Desde el bodhisattva que retrasa su propia iluminación para ayudar a otros, hasta el agricultor que planta sin esperar una cosecha.
La verdadera libertad no es escapar del mundo, sino habitarlo con amor y conciencia.
Cultivar nuestras necesidades es cultivar la vida.
Del cuerpo al espíritu.
De la Tierra al cosmos.
Del trauma a la creación.
Recordemos: cada necesidad humana es una semilla.
Si se nutre con cuidado, dará frutos de presencia, sabiduría y transformación.